Sabemos que Jesús dedicó una gran parte de su ministerio en la tierra a sanar a los enfermos y ayudar a los afligidos (Lucas 4:28-40) Su interés principal nunca fue de demostrar su poder y divinidad; San Mateo dice que "tuvo compasión de ellos" (Mateo 9:35,36)Jesús profetizó que sus discípulos seguirían sanando a los enfermos, "sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán (Marcos 16:18).
En el libro de los Hechos, están escritos los Milagros y la sanidad divina que realizaron los apóstoles durante sus ministerios -Hechos 3:6-8; 5:15,16; 9:32-41; 9:11,12. Santiago instruía a los enfermos de la iglesia para que llamarán a los ancianos (pastores) para que oraran por ellos.
¡Aún sana Jesús a los enfermos de hoy? El autor de el libro de los Hebreos dice: Jesucristo es el mismo de ayer hoy y siempre por todos los siglos (Hebreos 13:8). De todas partes escuchamos o leemos que la sanidad milagrosa se logra por medio de la fe y la oración en Jesucristo. Recuerda esto siempre...El vino a la tierra a salvarnos de todos nuestros pecados a través de su crucifixión, llevó en su cruz todos nuestros sufrimientos y las enfermedades que nos aquejan, a redimirnos ante los ojos de Dios, solo pídelo con el corazón y tu alma...¡El te escuchará!.
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