•La comunión con el Espíritu Santo es la clave. No sólo Él es quien nos lleva al arrepentimiento, quien nos revela la Palabra y nos lleva a la verdad completa, o quien nos enseña a orar, sino que es el encargado de acompañarnos, ayudarnos y llevar a término la obra de regeneración y restauración de nuestra vida. Así que de la calidad de nuestra relación con él depende todo.
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